El rincón del Fr. O (Septiembre-Octubre)

“Cuenta tus bendiciones, cuéntalas una a una…” este himno antiguo nos recomienda… Pero somos conscientes de cuánto hemos sido bendecidos por la gracia infinita de Dios? Y si nosotros creemos que somos bendecidos… estamos viviendo una vida que es reflejo de estas bendiciones? Ahora que nos acercamos a la celebración de nuestro cincuentavo aniversario, este es un tiempo muy oportuno para contar nuestras bendiciones – y quizá reflexionar de cuánto nosotros pensamos que nos lo merecemos. Nosotros somos una iglesia construida aquí para vivir la palabra de Dios, para mostrar al mundo su amor, como ejemplos vivos de cuánto su gracia nos ha bendecido – a través del clero que El ha llamado a guiarnos, en los lideres laicos que El ha llamado dentro de nosotros, en nuestras vidas diarias, en nuestras familias, en nuestro trabajo y sí, incluso en nuestra diversidad.

 

El salmo 78 recuenta las obras todopoderosas de Dios hechas al pueblo de Israel. El salmo comienza con un llamado a no olvidar las obras de Dios. El salmista cita el ejemplo de Efraín. Efraín falló en el día de la batalla, no porque le hacía falta armas, sino por el olvido que Israel hizo del milagro del amor de Dios y de sus obras.  La falta de creencia del pueblo, su inhabilidad para confiar en Dios y contar sus bendiciones aun después de la milagrosa salida de Egipto y su bondad en el desierto del Sinaí. Dios continúa bendiciéndolos aún en sus infidelidades – su inhabilidad para confiar en su gracia salvífica. Es una derrota espiritual – la falta de fe y el rechazo a amar como Dios ama produce resultados desastrosos… Pero Dios nunca les vuelve su espalda – Aun cuando ellos a El lo abandonen.

 

Alguno de nosotros merecemos una bendición? Por supuesto que no. Tampoco hicimos algo que mereciéramos la gracia. Es únicamente por la bondad de Dios y su gracia que El nos bendice, aun a aquellos que no lo conocen, así como Jesús dice que Dios “…hace salir el sol sobre buenos y malos, y envía la lluvia al justo y al injusto.” (Mtt. 5:45). También el Apóstol Pablo nos lo recuerda, “Qué tienes tu que tu no lo hayas recibido? Y si lo has recibido, por qué te enorgulleces como si este no fuera un regalo?” (1 Cor. 4:7) Pablo usa la expresión, “En Cristo Jesús” muchas veces. Dios nos ha sostenido y colocado en Cristo. En Cristo, hemos recibido ‘toda bendición espiritual’ (Ef 1:3).

 

Nosotros sólo podemos sobre mirar las dificultades cuando contamos nuestras bendiciones, todo bien viene de Dios, y aún el mal en nuestras vidas es algo que Dios puede usar para el bien. (Gen 50:20) Contamos nosotros nuestras bendiciones? Amamos a los demás como El nos ama – en esta iglesia, en el mundo? Estamos enseñando a nuestros hijos sobre sus bendiciones en sus vidas, acerca de la obra milagrosa de Dios en el mundo –y, estamos mostrándoles a través del ejemplo el cómo ser vasijas de la gracia que se nos ha regalado?

 

Con todo lo que esta iglesia ha vivido en estos cincuenta años pasados, debe ser suficiente para nosotros el contar las bendiciones que nuestro Dios de amor nos ha dado. Regocijémonos, demos gracia, dejemos ir todas aquellas acciones que nos hacen –y nos harán sentir las bendiciones como superficiales o falsas. Por el contrario, deberíamos contar las bendiciones en formas que nos hagan sentir el amor de Dios por y con nosotros, de tal modo que hagan de nosotros el verdadero ejemplo y la luz brillante de Cristo para nuestra comunidad, nuestra nación y nuestro mundo.

 

Quisiera usar el mes de septiembre como un experimento para expandir nuestra fe en diferentes maneras. Las tradiciones de la Iglesia Anglicana son ricas y variadas, así que en este mes que iniciamos exploraremos juntos la liturgia de nuestra iglesia como es celebrada en algunas de nuestras Iglesias hermanas dentro de la Comunión Anglicana. Este experimento no es el anticipo a un cambio significativo sino que es una manera de vivir la gran riqueza de nuestra herencia Anglicana –otra manera de contar nuestras bendiciones al unirnos con otros de nuestra fe en todo el mundo. También experimentaremos con diferentes maneras de comunicarnos la paz y los anuncios. Siéntanse libres por favor, de compartir sus ideas acerca de estas nuevas iniciativas, conmigo, con el Consejo Parroquial (vestry) o los miembros del comité litúrgico.

 

Al acercarnos a este hito en la historia de esta iglesia abracemos la fortaleza que nuestra fe nos ha dado para reflexionar de qué manera podemos bendecir a los que serán la iglesia de San Eduardo en los próximos 50 anos.

Paz y bendiciones…